Llegar a ser Bernie

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Introducción

Bernie Sanders es un político improbable. Independiente, y ocasionalmente irascible, vino de la izquierda extrema y de antecedentes urbanos para ganar las elecciones en uno de los estados más rurales del país.  

Ahora la retórica Sanders está en el escenario nacional con su emergente candidatura a la presidencia. Ha estado en la prensa por su poderosa presencia en las encuestas y sus plataformas políticas, con un enfoque singular en la desigualdad de ingresos y en frenar el poder corporativo.

Su candidatura para la Casa Blanca se ha descrito como quijotesca, y críticos se han referido a sus metas como inalcanzables. Pero Sanders y su política han tocado las fibras sensibles de la política estadounidense. El candidato que ha sido descartado y subestimado cada vez que alcanza nuevas alturas políticas, se ha convertido en el líder contendiente de la demócrata Hillary Clinton.

Mientras los electores estadounidenses llegan a conocer al candidato de 74 años -su escaso cabello blanco, su acento de Brooklyn que permanece tras las décadas desde que dejó su hogar, su insistente enfoque en la desigualdad económica, y su impaciencia con el juego de la política presidencial- él ha compartido poco sobre lo que lo hizo el hombre que es ahora.

Sanders desvía preguntas personales y reprende a reporteros que se alejan de los temas que considera importantes, pero no se puede separar la candidatura Sanders del mismo Sanders.

Y, entonces, ¿quién es Bernie Sanders? ¿Qué fue lo que moldeó su política y sus convicciones? Y, ¿qué pueden decirnos los capítulos de su vida sobre lo que viene próximamente?

Una Juventud en Brooklyn

Bernie Sanders tenía fuerza atlética en la preparatoria y participaba en carreras de larga distancia, según su compañero de equipo Steve Slavin. Mientras estaba en primero de preparatoria en la escuela James Madison a finales de los cincuenta, Sanders competía con los de tercero de prepa – y ganaba.

Él también recuerda a Sanders como alguien que no se jactaba de su éxito. Años después de graduarse, Slavin escuchó una experiencia de una carrera de larga distancia en particular, en la cual Sanders dejó al competidor de segundo lugar llevar la delantera, ignorando la tradición de que los dos corredores más rápidos se tomaban de la mano al final y cruzaban la meta juntos.

“Pero Bernie sabía que el otro muchacho nunca había ganado una carrera solo”, dice Slavin. “Así que mientras se acercaban a la meta, el otro muchacho le extendió la mano para tomar la mano de Bernie y Bernie como que lo empujó hacia la meta para que el muchacho ganara el primer lugar y Bernie el segundo, y es una historia que este muchacho siempre ha recordado”.

La misma Preparatoria James Madison era un lugar destacado en ese entonces.

“Era como magia”, dice Marty Weinstein Alpert, quien se graduó dos años antes que Sanders. “Todos decían, ‘¡Esta es la mejor escuela en todo Brooklyn!’”

Alpert ahora es presidenta de la asociación de exalumnos. Ella describe a los estudiantes de esos tiempos como “triunfadores”. Parada frente al Muro de Mérito, ella lee algunos nombres. Entre ellos: Carole King, el Senador Chuck Schumer, el Senador Bernie Sanders, el Senador Norm Coleman, Ruth Bader Ginsberg y la Jueza Judy.

“Tenemos ganadores del Premio Nobel”, dice. “Tenemos ganadores del Premio Pulitzer, tenemos historiadores, productores de Hollywood y escritores y directores”.

Es una lista excepcional de graduados que han provenido de esta escuela pública de la ciudad de Nueva York. Alpert dice que muchos padres de aquí -incluso el padre de Bernie Sanders – fueron inmigrantes judíos de Europa que no tenían acceso a una educación universitaria.

“Muchos padres vinieron de Europa y querían una mejor vida y todo estaba en la educación, y ellos enfatizaban eso”, dice ella. “Era como un estado mental: ‘Yo no lo pude hacer en Europa, tú lo tienes que hacer aquí’”.

Los padres enfatizaban estos valores, dice ella.

“No para ser famoso, sino para hacer algo de tu vida. Para tener éxito de esa manera. Si ganabas dinero y te hacías rico, eso era maravilloso también, pero tú sabes, más que eso – era obtener una educación y hacer algo que valiera la pena en la vida”.

Steve Slavin todavía vive en Brooklyn. Camina frente a la escuela James Madison y por una calle con árboles sicómoros que forman un arco sobre el tráfico que pasa por ahí.

“Todas estas casas de aquí, no han cambiado”, dice él, al pasar por modestas y ordenadas casas con pequeños patios. “Esto es lo que veías. Vas a la escuela, caminas por aquí y ves las mismas casas. Los techos terra cotta… que probablemente fueron construidos en 1920.

Más allá de la cuadra, el área se siente más urbana, con apartamentos de ladrillo café construidos entre 1920 y 1930.

Bernie Sanders creció en un edificio como estos en la calle East 26. Ahora, un par de hombres ancianos rusos se sientan al frente del viejo apartamento de Sanders.

“Solo se sientan afuera”, Slavin dice. “Así es como socializan. Así lo hacían en los viejos tiempos también- muchos adultos se sentaban enfrente de los apartamentos.

Slavin le dice a los hombres, “Alguien que vivía aquí hace sesenta años ahora es candidato a la presidencia”.

Al caminar por el vacío y poco iluminado recibidor, es evidente que no mucho ha cambiado. Hay pintura descolorida en el techo y viejos azulejos de cerámica cubren el piso.

Bernie Sanders vivió en un apartamento de tres cuartos y medio con sus padres y su hermano Larry, que es siete años mayor que él.

Larry dice que su padre Eli, trabajó la mayor parte de su vida como vendedor de pintura y estaba en apuros financieros. Dorothy Sanders era ama de casa y se murió joven cuando tenía 46, el año después de que Bernie Sanders se graduara de la preparatoria.

“Formó una gran parte -quizás llore en algún momento”, dice Larry Sanders. Toma una pausa. “Formó una gran parte de nuestras vidas”.

Larry Sanders describe a su madre como una mujer “segura y energética”, y él dice que él y “Bernard”, como Larry le dice a su hermano, crecieron sintiéndose amados y seguros, excepto en cuestiones financieras.  

“Era el asunto por el que nuestros padres peleaban”, él recuerda. “Porque no sabían si iban a tener suficiente para pagar la renta el próximo mes. Seguro que sí tendrían, pero no era seguro. Teníamos lo que necesitábamos en general, pero era el hecho de que nuestros padres peleaban el problema. Y pienso que lo que Bernard y yo aprendimos es que los problemas financieros nunca son solamente problemas financieros. Entran a las vidas de las personas de una manera muy profunda y personal.

“Creo que lo que Bernard y yo aprendimos es que los problemas financieros nunca son solamente problemas financieros. Entran a las vidas de las personas de una manera muy profunda y personal”. – Larry Sanders, hermano de Bernie Sanders, sobre los problemas financieros de su familia 

La educación de los hermanos Sanders se llevó a cabo en las escuelas de Brooklyn y en la escuela hebrea. Larry dice que él y su hermano se criaron aprendiendo sobre conceptos básicos como la justicia y la igualdad, “que todas las personas son iguales, que las personas tienen el derecho de ser tratadas con dignidad. Que la justicia era para todos. Sí, teníamos un sentido profundo de eso, de la solidaridad humana”.

La educación de Bernie Sanders, a diferencia de sus padres, continuaría a la universidad y se convertiría en una educación que no fuera solamente académica.

Chicago: Una Educación

Sanders pasó el año después de la preparatoria en la universidad Brooklyn (Brooklyn College), donde alquiló un cuarto con su compañero de equipo de la prepa Steve Slavin.

Slavin dice que a Sanders no le tomó mucho esfuerzo para ganarse a sus maestros.

“Estoy seguro que en clase no decía lo que el profesor quería escuchar”, Slavin dice. “Y los profesores eran decentes -o sea, tú sabes, era una conversación abierta. Pero aun así siempre existe el sentimiento de que si dices lo que el profesor quiere escuchar, que eso va a ayudarte a obtener una mejor nota… Y Bernie no quería nada de eso”.

En 1961, Sanders se transfirió a la Universidad de Chicago, donde las campanas del carillón de la escuela resonaban por el Parque Hyde en la parte sur de la ciudad.

Los estudiantes de la Universidad de Chicago a principios de los sesenta, eran un grupo de muchachos inteligentes, eruditos y precoces.

Uno de los compañeros de Sanders en ese entonces, entrevistó a los estudiantes sobre su experiencia en la universidad para un documental titulado La universidad (The College por su título en inglés).

Al describir un concierto de rock en la escuela, uno de los estudiantes dijo:

“Lo veo como un retroceso a un rito primitivo y pagano. Ves la desenfrenada sexualidad, y, tú sabes, es medio interesante desde un punto de vista sociológico.

Robin Kaufman se ríe cuando escucha el clip.

“Sí, sí” dice ella. “Había muchos así como nosotros. Tú sabes, la Universidad de Chicago es un lugar para nerdos, ¿sabes?”

Kaufman estaba activa en los mismos grupos políticos que Sanders -incluso en el Congreso de Equidad Racial, o CER (CORE por sus siglas en inglés).

“Creo que éramos más divertidos y amorosos que algunos de los nerdos”, dice Kaufman. “Pero creo que Bernie era muy serio y creo que muchos de nosotros éramos serios”.

Jim Rader, un activista que vivía en Chicago en aquel entonces, todavía se presenta como uno de los viejos amigos de Sanders. Dice que el joven de Brooklyn pasaba mucho tiempo con las narices metidas en los libros.

“No era un estudiante particularmente motivado en cuestiones de clases y ese tipo de cosas”, dice Rader, “así que pasaba mucho tiempo en la biblioteca y pasaba mucho tiempo leyendo, y leyó mucho, particularmente sobre política y asuntos sociales”.

“No era un estudiante particularmente motivado en cuestiones de clases y ese tipo de cosas. Así que pasaba mucho tiempo en la biblioteca y pasaba mucho tiempo leyendo, y leyó mucho, particularmente sobre política y asuntos sociales”. – Jim Rader, un activista de Chicago, sobre el tiempo de Sanders en la Universidad de Chicago

En la biblioteca, Sanders encontró lecturas de Karl Marx y Sigmund Freud. No buscaba una nota, pero Sanders estudiaba.

Y conoció a gente como Gavin MacFadyen, un activista que creció en Hyde Park. Sanders ha dicho que MacFadyen, un periodista que ahora vive en Londres, lo expuso a las ideas políticas.

MacFadyen recuerda un dicho de Hyde Park con “dignidad intelectual” -la filosofía, las matemáticas y la física de partículas junto con los comunistas, anarquistas y trotskistas.

“Había una rica atmósfera cultural. Si eras radical en aquellos tiempos, y yo lo era- y muy orgulloso de serlo- como lo era Bernie y el resto”, dice él, “había un entusiasmo serio, porque sabías que estas ideas tenían peso y significado.

Ese sentimiento de importancia hacía que algunos de los debates fueran feroces, MacFadyen dice. Y en ese punto de la historia de Chicago, había mucho que debatir.

En octubre de 1963, la segregación de facto de las escuelas públicas en Chicago motivó una marcha masiva de estudiantes, con grandes protestas en el centro de la ciudad.

Pero no solamente eran las escuelas; la mayoría de la vida en Chicago a principios de los sesenta estaba segregada por razas, incluso algunos de los apartamentos lejos del campus. La Universidad de Chicago se rehusaba a alquilarlos a negros.

En enero de 1962, Sanders y otros estudiantes líderes le pidieron a la administración que integrara la vivienda inmediatamente.

Cuando la universidad no lo hizo, dice Robin Kaufman, más o menos 35 estudiantes marcharon a la oficina del presidente de la universidad, se sentaron y no se fueron.

“Mi madre estaba en Boston”, dice Kaufman, “y una amiga de ella le llamó y le dijo, ‘Acabo de ver a Robin en la televisión. ¿Sabes qué? Estás invirtiendo mucho dinero para mandarla a la universidad, y ¡está allá sentada!’”

Kaufman reportó en el periódico estudiantil que los manifestantes jugaron juegos de cartas y comieron salami y sándwiches de queso. Un muchacho leía en voz alto del libro Winnie Pooh. Algunos llevaban corbata.

Uno de los líderes de la sentada era un joven Bernard Sanders, que se muestra en una foto llevando un suéter oscuro de cuello ancho y anteojos de marcos de cuerno, con un libro en una mano y haciendo gestos con la otra, mientras les habla a los manifestantes.

“Era un gran orador”, recuerda Kaufman, “y tenía la habilidad de convencer a muchos de los demás muchachos de diecinueve años… que lo que estaba pasando era algo equivocado… y que nosotros teníamos el poder y la obligación de hacer el cambio”.

Sanders ha dicho que la sentada fue el evento que arrancó su activismo político.

No todos lo recuerdan tan elocuente. Gavin MacFadyen dice que Sanders no era un “orador emocionante”, pero de voz suave, un chico inteligente que todavía estaba tratando de aprender a dirigir.

“Si hubieras dicho, ‘¿Este muchacho se va a postular para la presidencia?’ creo que todos hubiéramos sonreído”, dice MacFadyen.

Si Sanders encontró su voz en Chicago o no, estaba aprendiendo sobre lo que quería comunicar: ideales socialistas.

Himnos como “El llamado de la batalla está sonando” (Hark the Battle Cry is Ringing) preparan el camino para el levantamiento del socialismo en Estados Unidos a principios del siglo veinte. También lo hizo un hombre llamado Eugene V. Debs. Fue el fundador del Partido Socialista Americano y candidato a la presidencia en cinco ocasiones.

En su apogeo, Debs logró más de 900,000 votos -casi el seis por ciento del voto en 1912.

“Las clases trabajadoras deben de ser incitadas”, dijo Debs en un discurso en 1904. “Deben de escuchar la llamada de la trompeta para la solidaridad”.

“Las clases trabajadoras deben de ser incitadas. Deben de escuchar la llamada de la trompeta para la solidaridad”. – Eugene Debs, 1904

Si la resonante y retórica popular se les hace familiar es porque Eugene Debs influyó mucho al muchacho Bernie Sanders.

Sanders hasta escribió y produjo su propio documental de audio sobre Debs y el mismo Sanders era la voz de este ícono socialista.

“¿Por qué deberían las clases laborales apoyar al Partido Socialista?” Sanders, como Debs, dice en el documental. “Porque es el único partido que está comprometido inequívocamente a abogar por sus intereses económicos, por la abolición del sistema salarial y la libertad del trabajador de la explotación y cualesquier otra especie de esclavitud”.

En las notas del disco de 1979, Sanders resalta algunos temas familiares: Cómo la nación está controlada por grandes bancos y corporaciones, cómo es difícil que los estadounidenses sepan la verdad sobre su gobierno.

Ahora Sanders dice que hizo el documental porque había muy poca gente deseosa de compartir la historia de Eugene Debs.

“Lo que quería hacer en ese momento –eso fue antes de llegar a ser alcalde- era decir, quiero –quiero decir que, “OK, hay muchos hombres y mujeres en la historia estadounidense que hicieron cosas muy importantes y que nadie sabe nada al respecto”, dijo Sanders en una entrevista reciente en su oficina del senado.

El documental de media hora resalta la fundación de la Unión Americana Ferroviaria, las campañas presidenciales de Debs y cómo fue enviado a prisión por oponerse a la Primera Guerra Mundial.

“Estaba adelantado en el tiempo, era un orador brillante, ‘era’ aparentemente, tú sabes, por todos los reportajes, casi una figura similar a Cristo, un hombre que le regalaba a la gente su camisa”, dice Sanders de Debs. “Pero tenía una enorme influencia en el debate. Sus puntos de vista sobre los derechos de los trabajadores tuvieron un gran impacto en términos de seguridad social y asistencia médica, etcétera.

Para Sanders, la ideología Debs- “el entendimiento que algo está fundamentalmente mal, cuando pocos tienen mucho y muchos tienen poco”, -llegó a ser una fuerza impulsora.

En su campaña presidencial, la igualdad de riqueza y la justicia social permanecen como temas centrales, lo cual hace que nos preguntemos: ¿Cómo define Sanders su propia ideología?

“Si me preguntan si soy socialista demócrata, la respuesta es sí”, dice Sanders.

Pero sus credenciales socialistas han sido atacadas por parte de la derecha y de la izquierda.

En junio, la senadora de Missouri Claire McCaskill –vista como la representante de la rival de Sanders, Hillary Clinton- usó la palabra que empieza con “S” cuando cuestionó si los medios han hecho lo suficiente para exponer las verdaderas tendencias políticas de Sanders.  

“Creo que los medios lo están pasando por alto. Muy raramente leo, en cualesquier cobertura de Bernie, que es socialista”, McCaskill dijo. “Creo que le gustaría ver que todos tuvieran Medicare”.

Joel Geier, editor asociado de la Revista Internacional Socialista (International Socialist Review), dice que la definición de “socialista” está muy lejos de lo que era Eugene Debs.

“Bueno, depende de lo que quieras decir por socialista “verdadero”, dice él. “Bernie Sanders es, como él lo dice, un demócrata socialista. Similar a los partidos demócratas socialistas que han presentado estados de beneficios sociales en lugares como Suecia o Dinamarca o Noruega o hasta Francia y Gran Bretaña”.  

“Bernie Sanders es, como él lo dice, un demócrata socialista. Similar a los partidos demócratas socialistas que han presentado estados de beneficios sociales en lugares como Suecia o Dinamarca o Noruega o hasta Francia y Gran Bretaña”. – Joel Geier, editor asociado de la Revista Internacional Socialista (International Socialist Review)

En Estados Unidos, la política de Sanders está más a la izquierda de la mayoría de los demás candidatos, pero Geier dice que los sistemas europeos que envidia Sanders no son exactamente socialistas.

“Es un sistema no muy diferente al de Estados Unidos –es decir, las corporaciones, los bancos, las fábricas, los hospitales, son entidades privadas”, dice él. “Lo que es diferente es que hay un estado de beneficios sociales mucho más fuerte de lo que existe en Estados Unidos”.

Para Sanders no se trata de la etiqueta.

“Lo que estoy tratando de hacer en esta campaña es informarles a los estadounidenses lo que muchos no saben: que los beneficios para la clase laboral son mucho, pero mucho más fuertes en muchos otros países alrededor del mundo”, dice él.

Geier dice que el ídolo de Sanders, Eugene Debs, hubiera tenido una opinión más extensa del socialismo.

Lo que el socialismo, como Debs lo apoyaba, era que la clase trabajadora tomaba el poder y operaba la sociedad de acuerdo a sus intereses, asegurándose que todos tuvieran beneficios de salud gratis y un estándar de vivienda decente, etcétera”, dice él. “Esta extraordinaria desigualdad, que se está llevando a cabo bajo el neo-liberalismo, es a lo que la gente se opone, que realmente es lo que crea la campaña de Sanders”.

Sanders señala que en muchas competencias para alcalde y para el Congreso se postuló como candidato independiente, no como miembro de algún partido socialista.

Garrison Nelson, un profesor de ciencias políticas de la Universidad de Vermont, ha observado a Sanders a lo largo de su carrera política. En 1981, cuando Sanders fue elegido como alcalde de Burlington, Nelson dijo que reporteros de Europa le llamaron porque lo que ellos veían como normal en la política, se consideraba aberración en Estados Unidos.

“Es relativamente suave, yo diría como un socialismo vainilla”, Nelson dijo que les dijo. “Básicamente se enfoca en negocios grandes y desigualdades capitalistas”.

Establecimiento en Vermont

Al criarse en la Ciudad de Nueva York de niño, Sanders desarrolló una fascinación con Vermont por medio de panfletos de bienes raíces y por medio de una vidriera de una pequeña tienda que se había puesto en la ciudad para levantar el turismo.

Sanders recuerda en una entrevista con NPR (Radio Pública Nacional) en junio de 2015, que él y su hermano recogían panfletos de bienes raíces de Vermont y veían las granjas que estaban a la venta.

Después de la universidad, a mediados de los años sesenta, Sanders y su esposa, en ese entonces, y su hermano juntaron dinero y compraron un pedazo de tierra en Middlesex, como a seis millas al norte de Montpelier, la capital del estado.

“Nunca habíamos ido a Vermont en nuestras vidas; solo manejamos para allá”, Sander le dijo a NPR. “Compramos 85 acres por $2,500. ¿Cómo la ves? Pero era tierra en el bosque”.

En Northeast Kingdom

Sanders se quedaba ocasionalmente en una casa de arce azucarero en la propiedad de Middlesex. Pero fue lejos hacia el norte, en el pueblo de Stannard, donde Sanders estableció raíces más permanentes en Vermont.

Stannard está muy adentro del legendario Northeast Kingdom, hogar para un poco más de 200 personas. Es una región desgastada, con más caminos de tierra que pavimentados. Campos de cultivo abandonados se están volviendo matorrales y grandes bosques forman una hilera en la cresta de la montaña.

Bernie Sanders vivió aquí por un par de años cuando tenía veintitantos años, en una granja vieja muy cerca de Stannard Brook. Era a finales de los años sesenta –el apogeo del movimiento de regreso al campo (back-to-the-land movement) y Stannard ofrecía el tipo de panorama rural que algunos buscaban.

“Nos recibieron muy amablemente los granjeros tradicionales de Vermont que ya estaban aquí cuando llegamos”. Dice Regina Troiano, que llegó a Stannard en 1972. Para ese entonces Sanders ya se había mudado a Burlington.

Troiano dice que Sanders regresaba a Stannard a menudo.

En esas visitas, Troiano recuerda que Sanders ofrecía ideas de cómo Stannard podía lidiar con los desafíos fiscales de un pueblo chico.

“Él solo trataba de ayudar”, ella dice, “como siempre lo hizo. Y siempre regresaba cuando estaba en campaña y a veces cuando no estaba en campaña, para tener una reunión municipal con las personas del pueblo”.

Larry Sanders dice que aunque el tiempo de su hermano en Stannard fue breve, tuvo una gran influencia.

“Era gente agricultora local”, dice él. “Su experiencia era muy diferente”.

La vida en el pueblo rural no era la escena activista notablemente intelectual que Bernie Sanders vivió siete años antes en la Universidad de Chicago. Y aún así, Larry Sanders dice que su hermano se sintió cómodo en la comunidad.

“Era gente pobre. Trabajaban muy duro, trabajaban en la tierra”, dice él. “Creo que esa experiencia de saber que le gustaba y respetaba a la gente que tenía opiniones mucho más conservadoras que las de él, en la mayoría de las áreas de la vida, y que ellos eran personas con las que él podía conversar y ellos con él… Eso significó mucho para él personalmente. Creo que daba la impresión de que la gente le caía bien y que la respetaba y que no los condenaba por sus puntos de vista – con los cuales no estaba de acuerdo. Y él no esperaba que lo condenaran por tener diferentes opiniones. Y al parecer, no lo hicieron”.

Un candidato del partido Liberty Union

A finales de 1971, Jim Rader, un viejo amigo de Sanders, lo invitó a una convención del Partido Unión Libertad (Liberty Union Party) en Goddard College.

Liberty Union se oponía a la Guerra de Vietnam y estaba tratando de ser un partido aceptable en Vermont. Estaba llegando un influjo de personas jóvenes al estado, un desplazamiento demográfico que después se conoció como la “invasión hippie”.

Sanders no era hippie. Pero sí estaba en contra de la guerra y tenía un interés intenso en la política, así que asistió.


Jim Rader, que ha sido amigo de Bernie Sanders desde que se conocieron en Chicago, presentó a Sanders al partido Liberty Union a principios de los setenta. (John Dillon/VPR)

Rader dice que la convención de Liberty Union ya había seleccionado un candidato para la Cámara de Estados Unidos, “y luego surgió la pregunta: ‘Bueno, no tenemos a ningún candidato para el Senado; hay alguien que esté dispuesto a ser candidato para el Senado?’”

Hubo una pausa, Rader dice, y luego Bernie Sanders levantó la mano.

“Bernie me sorprendió, y me consta que, quizás se sorprendió a él mismo, al ofrecerse como voluntario”, recuerda Rader.

Casi 45 años después, Sanders sigue con ese puesto que buscó. No llegó rápidamente.

Dejar el partido

Sanders perdió la primera competencia por el Senado, al igual que la competencia para el Senado de 1974 y la competencia para gobernador de 1976. Nunca tuvo más del seis por ciento de votos. En 1979, dejó Liberty Union.

En su libro, Un extranjero en la Cámara (Outsider in the House por su título en inglés), explica por qué. Dice que fue una decisión dolorosa, pero que el partido bisagra no atraía a miembros, ni energía ni liderazgo.

Aunque ha eludido estatus partidario desde entonces, los amigos de Sanders dicen que algunos de los temas políticos que enfatizaba en sus campañas de Liberty Union son elementos de su propuesta presidencial.

“Creo que lo que motiva a Bernie es su deseo apasionado por la justicia y especialmente por la justicia económica”, dice Huck Gutman, un profesor de inglés de la Universidad de Vermont y uno de los amigos y asesores más cercanos a Bernie.

“No es tan diferente de los días de Liberty Union, al decir que el país no es justo, tenemos que tratar de hacer algo por medio de las urnas”.

Pero hay una diferencia clave entre el Sanders, candidato radical de partido externo, y el político independiente que después ganó las competencias para alcalde y el Congreso.

Garrison Nelson, un profesor de ciencias políticas de la Universidad de Vermont, dice que para el partido Union Liberty, como muchos de los izquierdistas contra-cultura de los sesentas y setentas, no se trataba de ganar elecciones.

“No quieren ganar porque si ganas vas a tener que gobernar”, dice Nelson. “Y no quieren gobernar. No quieren ser responsables de nada. Es mucho más divertido hacer los discursos y sentarse y tomar una taza de café con tus amigos”.

Richard Sugarman, un profesor de religión de la Universidad de Vermont, se hizo amigo de Sanders durante sus días de Liberty Union. Dice que para finales de los años setenta, Sanders creía que el partido Liberty Union había llegado a su fin.

“Creo que se dio cuenta que… el propósito principal de Liberty Union había concluido, el cual era oponerse a la Guerra de Vietnam. ¡Y ya había acabado!” dice Sugarman. “Y Bernie, a diferencia de mucha gente de la izquierda… nunca se decepcionaba por un buen resultado”.  

Después de que Sanders dejo Liberty Union, en el frío invierno de 1980 y 1981, la nieve cubrió Burlington.

El Alcalde de Burlington

En 1981, Burlington era una ciudad estratificada, geográfica y económicamente. Los vecindarios ricos están ubicados arriba de una loma grande, con vista de la puesta del sol arriba del Lago Champlain, atrás de las montañas Adirondack de Nueva York.

Cuando Sanders fue elegido en 1981, los más pobres de la ciudad, casi 38,000, vivían en casas de madera amontonadas al pie de la montaña, cerca del lago. Esto es lo que, recuerda Richard Sugarman, llevó a los problemas de limpieza de nieve a finales del invierno de 1981.

“Para ese tiempo, la limpieza se hacía de arriba de la montaña hacia abajo”, dijo Sugarman. “Y, francamente, parecía que era de acuerdo a ingresos, por lo menos hasta cierto punto”.

Sugarman se dio cuenta que, como candidato para gobernador de un partido bisagra, a Sanders le había ido muy bien en las secciones de la clase trabajadora de Burlington.

“Siempre pensé que podía ganar”, dijo él. “Pero yo era el único, incluso él, creo yo”.

Una ciudad cambiante

En ese entonces Burlington era un comunidad en transición. Es la ciudad más grande de Vermont, pero un pueblo pequeño por normas nacionales. La industria más grande –incluso las plantas textiles –se habían ido del área. El distrito central estaba batallando para competir con un anillo de centros comerciales suburbanos.

La ciudad ahora es un cosmopolita enclave aburguesado, hogar de una próspera industria de alta tecnología. A algunos nativos de Vermont les gusta bromear que lo mejor de Burlington es que está cerca de Vermont.

Pero una parte de la ciudad que no ha cambiado mucho en 35 años es el parque de City Hall, un espacio verde y pequeño con un césped y corto y gaviotas circulando en las alturas.  

Al sentarse en una banca del parque, el ex reportero Scott MacKay recuerda a un tranquilo pueblo universitario con un Partido Demócrata que perdía casi el control total del gobierno de la ciudad.

“Algunas cosas pasaron”, recuerda MacKay. “Tenían a un alcalde que se llamaba Gordon Paquette, que quería un último mandato. Y había mucha gente joven en el Partido Demócrata que decía que ya se le había pasado el tiempo, que había terminado. Pero decidieron no retarlo.

Paquette descartó a Sanders como el candidato extraoficial que había sido cuando dirigió esas campañas quijotescas bajo la directiva de Liberty Union.

Subestimaron a Sanders”, dice MacKay. “Hay una cita, que nunca olvidaré, que dijo el Alcalde Paquette, ‘Oh, no es nada, solo habla de los Rockefellers todo el tiempo’”.

Una base natural

Gene Bergman en ese tiempo era un ex alumno de la Universidad de Vermont (UVM por sus siglas en inglés), que se había quedado en la ciudad para ser activista junto con un grupo llamado Gente Actuando para el Cambio (People Acting for Change).

Al pararse en frente de la alcaldía –donde todavía trabaja como asistente al fiscal, Bergman recuerda el ambiente político en ese tiempo, y la agitación a la que Sanders entró.

“El asunto de la vivienda era terrible. Los empezamos a presionar por años para que la ciudad interfiriera e hiciera lo correcto en cuanto a la vivienda”, dijo él, “que fuera la accesibilidad, que fuera la habitabilidad para todos. Así que en 1977 traíamos a cientos de personas para abogar por el control de renta”.

Los arrendatarios y defensores de la vivienda formaron una base natural para Sanders. Su coalición incluía a estudiantes y profesores de la Universidad de Vermont, al igual que demócratas marginados. Uno de esos demócratas compitió contra Paquette en 1981 y desvió apoyo que se hubiera ido para el alcalde actual –un candidato sin posibilidades.

Sanders, el candidato izquierdista que había enfocado su mensaje político en la desigualdad de riqueza –esos Rockerfellers nuevamente –puso su atención en asuntos locales: las calles sin limpiar, la vivienda, una alcaldía que escuchaba a negocios y constructores más que a la gente ordinaria.

“Esto fue cuando la vida había sido vivida para la mayoría de la gente’, dice Sugarman. “No estaban pensando en los grandes asuntos globales, en su mayoría. Querían una ciudad que trabajara para ellos”.

Sin el dinero para comprar anuncios de campaña, Sanders fue de puerta en puerta con dos temas principales: “Es tiempo para el cambio y la ciudad no está por venta”.

Se metió a la comunidad y a las organizaciones de derechos de los arrendatarios. Y luego el candidato obtuvo un gran apoyo del organismo policiaco.

“Ahora, cuando los policías endorsaron a Bernie, esto envió un gran mensaje a la ciudad”, dice Garrison Nelson, un politólogo de la Universidad de Vermont. El mensaje: ‘Él no es una persona peligrosa’. Si la policía está dispuesta a endorsarlo, no va a comunizar la ciudad”.

Una victoria estrecha

En 1981, Nelson estaba en un show de radio local en la noche de las elecciones. Al principio, predijo la victoria para el imperativo Gordon Paquette. Después Nelson empezó a ver informes de algunos de los demócratas tradicionales.

“Y ahora empieza a aumentar repentinamente’, recuerda Nelson. “Y ahora es evidente que Bernie va a ganar. Declaro en la radio que Bernie Sanders va a ganar las elecciones y que la ciudad de Burlington no va a ser la misma. Fue un buen aviso”.

Las elecciones fueron muy reñidas en parte porque Paquette también tenía competencia de un demócrata desafecto. Los resultados se movían entre Paquette y Sanders durante toda la noche.

Richard Sugarman, el amigo de Sanders, estaba con John Franco, un joven abogado y aliado de Sanders, contando votos en el Distrito Electoral 5. Típicamente era una sección conservadora de la ciudad y Sugarman recuerda el momento en que la victoria se hacía posible: “John tenía un mejor sentido de la ciudad que yo a ese nivel y dijo ‘Mira, solo hemos perdido un par de votos aquí; vamos a ganar”.

Pero sí había motivo para preocuparse. Mientras que Sanders ganó por más de 500 votos en las máquinas de votación en la ciudad, su delantera se estaba resbalando cuando las papeleas de votos en ausencia fueron tabuladas.

Estos votos mostraron un monto desproporcionado de apoyo para el demócrata Paquette.

“Había un mal olor con los votos ausentes, no cabe duda”, dice ahora Franco. “No seguían las leyes de elecciones en cuanto a cómo debían de ser contados”.

Los partidarios de Sanders se preocupaban por la posibilidad de que los Demócratas ganaran la elección.

“Recuerdo en un momento”, dice Franco, “que Joe Crepeau, líder de la Asociación de Policías, estaba en la Facultad Lawrence Barnes [una cabina de votación]. Y esos votos se contaban en un cuarto al fondo. Y les dijo a los representantes de votación: ‘Si no abren esa maldita puerta ahora mismo, la voy a tumbar’. Y luego salieron”.

Mientras los otros partidarios de Sanders vigilaban las cabinas de votación alrededor el pueblo, Franco despertó a un juez e hizo que confiscara los votos.

Por fin, esa madrugada, un Sanders soñoliento declaró una victoria tentativa.

“Todavía estamos preocupados por la proximidad de la carrera, la posibilidad de las irregularidades de votos, la certeza de que habrá un reconteo, el hecho de que la alcaldía es controlada completamente por las personas a las que estamos tratando de echar”, Sanders dijo en su discurso. Los informes demostraron que Sanders iba ganando por 12 votos.

“No es exactamente un triunfo aplastante”, dijo Sanders. “Sin embargo, parece que hemos ganado. Parece que habrá cambios fundamentales en esta ciudad para los de bajos recursos y la clase laboral”.

Básicamente, el reconteo le dio a Sanders una victoria por diez votos. Había ganado, y el establecimiento demócrata estaba pasmado por la derrota sorpresiva.

Idealismo & pragmatismo

El gobierno que llegó después estaba lleno de obstáculos y coaliciones inusuales. Pero aún así, los primeros días como alcalde de Burlington, demostraron que un joven político podía convertir a los adversarios en aliados, una lección que después ayudó a formar su carrera.

Debbie Bookchin era una reportera que informó sobre los primeros mandatos en el gobierno de Sanders.

“Tenía éxito en establecer relaciones con algunos líderes principales de negocios como Antonio Pomerleau”, dice ella.

Ella recuerda que Sanders apoyaba a Pomerleau, un constructor prominente de bienes raíces, para dirigir la comisión de policía. Los dos tenían una buena relación durante el gobierno de Sanders como alcalde, pero la relación no empezó así.

“De hecho en su campaña, Sanders había estado en contra del plan de desarrollo de Pomerleau”, dice Bookchin. “Pero una vez que Sanders estaba en el puesto, desarrollaron una relación con más cooperación”.

En una entrevista con Bookchin en 1981, Sanders dijo que consultaba con Pomerleau frecuentemente.

“Creo que como comisario de policía, Pomerleau es un tipo de persona no muy fascista”, le dijo Sanders. “Y la verdad es que hoy… la relación entre la policía de las bases y la ciudad de Burlington y la administración ha sido la mejor en quien sabe cuántos años”.

Pero Pat Robins, otro empresario prominente de Burlington, dice que al principio, Sanders era abiertamente hostil con la mayoría de los negocios locales de la comunidad.

No quería lidiar con ninguno de los empresarios en 1981”, dice Robins.

Robins recuerda que Sanders lentamente empezó a ver más allá de su retórica y empezó a gobernar con un toque más pragmático.

“Salió de todo ese asunto de Chicago. Todos sus amigos salieron de ese antecedente progresivo, socialista y quizás Marxista. Y con eso llegaron a la alcaldía”, dice Robins. “Pero creo que llegó a darse cuenta, a mediados de los ochenta, creo que se dio cuenta que necesitaba los ingresos de impuestos que venían de los trabajos del centro de la ciudad, la vitalidad del centro, creo que llegó a darse cuenta que algunos de nosotros éramos aceptables.

Pero adentro de la alcaldía y en el comité concejal, Sanders tenía pocos aliados. Por meses, los Demócratas del comité bloqueaban sus juntas, y le negaban hasta contratar a una secretaria. Así que nuevamente, el nuevo alcalde empezó a establecer alianzas a través de una división política.

En una entrevista con la periodista Debbie Bookchin en 1981, el alcalde Bernie Sanders habló sobre los desafíos de gobernar sin el apoyo del Board of Aldermen. (Cortesía de Debbie Bookchin)

“Bernie Sanders gobernó la ciudad en una coalición con los republicanos”, dice Franco. “Tú sabes, le digo eso a gente fuera del estado y creen que estoy loco”.

Sanders trabajó durante su primer año sin personal principal para gobernar la ciudad.

“Teníamos que hacer dos presupuestos para la ciudad con voluntarios sentados en una mesa de cocina en un departamento alquilado”, dice Franco.

Esos presupuestos llamaron la atención de los republicanos, que podían apreciar la disciplina de Sanders con el presupuesto de la ciudad.

“La administración fiscal y las actualizaciones de la administración fiscal y gubernamental atrajeron a los republicanos”, dice Franco. “Los demócratas no querían hacer tratos con nosotros. Estaban tan enojados porque le habíamos ganado a Gordon Paquette que ni nos hablaban”.

En Burlington, Sanders también aprendió el valor de limpiar las calles y de rellenar los baches. El empresario Pat Robins dice que Sanders trajo personal profesional a la alcaldía.

“Hicieron un gran trabajo al enmendar las finanzas de la ciudad, las cuales, francamente, estaban muy mal hechas en ese entonces”, agrega Robins.

Más mandatos y más campañas nacionales

Cuando la próxima elección llegó en 1983, su victoria fue decisiva.

El discurso inaugural de Sanders ese año enfatizó temas que declararía en cada campaña a partir de ese momento.

Bernie Sanders se dirigió a sus seguidores la noche de las elecciones de 1983 después de ganar la reelección como alcalde de Burlington. (Cortesía de Debbie Bookchin)

“Quizás, esta pequeña ciudad en este pequeño estado puede llegar a ser un faro de luz en el oscuro invierno de la crisis nacional e internacional”, dijo él.

Sus cuatro mandatos como alcalde de Burlington le dieron a Sanders el reconocimiento que necesitaba para otra campaña estatal.  

En 1986, Sanders se lanzó para gobernador y perdió contra el imperativo candidato demócrata al igual que el republicano Peter Smith.

En 1988, Sanders se enfrentó contra Smith nuevamente, esta vez para la candidatura del único asiento de Vermont en la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Smith ganó, pero los resultados esta vez eran sorprendentes; Sanders obtuvo más votos que el candidato demócrata, Paul Poirier.

En 1990, Sanders retó a Smith nuevamente. Esta vez, los demócratas dieron oposiciones leves y Smith cometió algunos errores costosos, inclusive el apoyo para una prohibición de rifles de asalto.

Entonces Sanders se ganó el apoyo de la Asociación Nacional de Rifles.

“La A.N.R. (N.R.A. por sus siglas en inglés), creo que la única vez que lo apoyaron, dijo que preferían a alguien que les dijera la verdad a alguien que les mintiera”, recuerda Huck Gutman, amigo de Sanders.

Bernie Sanders se va a Washington

Smith también lanzó una serie de propaganda negativa a finales de la campaña, incluso una acusando a Sanders de favorecer el régimen comunista de Castro en Cuba. La estrategia resultó contraproducente.

En noviembre de 1990 un Sanders jubiloso anunció los resultados.

Un Bernie Sanders optimista se dirige a sus seguidores la noche de las elecciones de 1990, mientras quedaba claro que había sido elegido para servir en la Cámara de Representantes de Estados Unidos (Cortesía de WPTZ)

“Ganamos una victoria estupenda en Rutland”, dijo Sanders a una multitud entusiasta. “Y si pueden creer esto, nuestros amigos en el Condado de Windham nos están dando Brattleboro dos a uno”.

Sanders –quien maduró en la era del New Deal, al escuchar a padres pelear por dinero, que pasó casi una década en el mandato con una agenda de justicia social y económica y derechos humanos –se iba a Washington.

Ya en el Congreso, nuevamente Sanders tuvo que tomar adiestramiento en el puesto. Nunca había sido legislador, y en D.C., no tenía afiliación de algún partido. Al principio, los demócratas rehusaron dejarlo entrar en sus reuniones electorales. Posteriormente, después de perder el control contra los Republicanos en 1995, bajo Newt Gingrich –el orador de la Cámara en ese entonces –decidieron que necesitaban el voto de Sanders.

Desde entonces, Sanders se ha reunido con los Demócratas y se ha ganado la antigüedad en el sistema congresista, aunque no era miembro de ninguno de los partidos.

En el 2006, cuando Sanders se lanzó para un asiento en el Senado de Estados Unidos, recibió más de dos veces el número de votos que su contrincante. En el 2012, lo reeligieron con el 71 por ciento del voto.

Un Independiente en el Congreso

Es una tarde calurosa de verano mientras Sanders se sube al metro que conecta el Dirksen Senate Office Building a el Capitolio.

Va en camino a la sala de audiencias del Senado para votar para muchas de las propuestas que ha considerado a lo largo de su carrera.

En el Congreso, a Sanders se le ha conocido por, y ha trabajado más arduamente en los asuntos cercanos a él desde sus días en Brooklyn, Chicago y Burlington.

Muy a menudo, ha exhortado a que sus colegas aborden el tema de la desigualdad económica.

En un debate de campaña del Senado en el 2006, Sanders insistió que su plan de aumentar impuestos a la gente rica no era un esfuerzo para penalizar a los ricos.

“Es cuestión de crear una sociedad en la que todos estamos juntos, en la que tomamos responsabilidad para asegurarnos que toda nuestra gente tenga por lo menos mínimas normas de vivienda”, dijo él. “Francamente, desde una perspectiva moral y económica, está mal darles extensiones tributarias a millonarios y billonarios cuando tanta gente de nuestra sociedad está en apuros.

El 10 de diciembre de 2010, el mensaje de Sanders sobre la desigualdad económica finalmente llegó a la audiencia nacional.

A las 10:25 a.m. esa mañana, se levantó para hablar en el Senado. El blanco: el plan del Presidente Obama para extender el recorte de impuestos de la era de Bush para todos, incluso para los ricos. Muchos sintonizaron la dilación de Sanders que los sitios web del Senado fallaron.

No se sentó hasta las 7 p.m. esa noche.

“Deberíamos de tener vergüenza que no estamos invirtiendo en nuestra infraestructura, que no estamos desintegrando estas grandes instituciones financieras, que no estamos poniendo un límite en tasas de interés”, dijo durante el discurso de un día entero. “Que somos el único país en el mundo que no tiene servicios médicos para todos sus ciudadanos entre los países principales. ¡Deberíamos de tener vergüenza!”

A pesar del largo discurso de Sanders, el plan de impuestos fue adoptado abrumadoramente y firmado por el Presidente Obama.

Durante su puesto en la Cámara, Sanders desarrolló su reputación por ser impaciente con los oficiales del gobierno. En una audiencia del comité de la Cámara de Servicios Financieros, estalló cuando Alan Greenspan, Presidente de la Reserva Federal, sugirió que la economía de Estados Unidos se apartaría de los servicios de producción a servicios de trabajos relacionados con Internet.

“¿Algo de esto les importa?” Bernie les exigió después de presentar una serie de predicciones sobre la mudanza de trabajos americanos hacia el extranjero. “¿No tienen un poquito de preocupación por la clase media y las familias trabajadoras de este país? ¡Esa es mi pregunta!”

“Congresista”, dijo Greenspan, “tenemos el nivel más alto de vivienda del mundo”.

Para Sanders, esta no era la respuesta correcta.

“¡No lo tenemos! Vas a Escandinavia y te das cuenta de que la gente tiene un nivel más alto de vida en cuestión de educación, servicios médicos y trabajos que pagan bien. ¡Está equivocado Sr. Greenspan!”

Su crónica

A lo largo de su carrera en Washington, Sanders ha presionado por obtener un sistema de servicios médicos financiados por el gobierno y de un pagador único, ofreciendo cobertura universal para todos los estadounidenses.

Con esta meta, el apoyo de Sanders no fue algo seguro en el 2010 mientras el Congreso debatía el Cuidado de Salud a Bajo Precio (Affordable Care Act) del Presidente Obama. El senador no estaba entusiasmado por la propuesta porque dependía de compañías privadas de seguro de salud.

Mientras tanto, los Demócratas del Senado estaban atados porque necesitaban 60 votos para evitar una dilación republicana.

Como uno de los dos miembros Independientes del Senado, Sanders tenía mucha ventaja. La utilizó para pedir más de $10 billones para expandir los centros de salud comunitarios en todos los 50 estados. Los obtuvo.

Sanders dice que esperaba que el dinero incrementara el acceso a la atención médica, el cual es un problema en Estados Unidos.

“Y eso quiere decir que hay millones de personas –incluso personas que tienen seguro médico – que no tienen acceso a doctores, no pueden obtener cuidado dental, lo cual es un problema muy grande que no discutimos lo suficiente, terapia de salud mental, otro problema enorme, recetas médicas de bajo costo”.

Mientras que ha votado en contra del uso de fuerzas armadas muchas veces, Sanders insiste que el país tiene una obligación moral para apoyar a los soldados enviados al combate.

En 2014, Sanders estaba fungiendo como presidente del comité de Asuntos Veteranos del Senado (Senate Veterans’ Affairs committee) cuando el Departamento de Asuntos Veteranos (Department of Veterans Affairs) llegó a ser el enfoque de un escándalo nacional.

Los veteranos estaban esperando durante meses para obtener citas con el doctor en los Centros de Salud VA (Asuntos Veteranos o Veterans Affairs). Algunos centros encubrían deliberadamente sus largos periodos de espera. Sanders ayudó a redactar una propuesta de reforma que distribuía $16 billones adicionales para contratar a más personal médico y expandir el acceso de cuidado de salud para todos los veteranos.

“Si una nación se va a la guerra”, dijo él, “su prioridad más alta tiene que ser de cuidar a los hombres y mujeres que llegan de esa guerra heridos del cuerpo, heridos del alma y heridos del espíritu”.

Al dirigirse al Senado en junio del 2014, el republicano de Arizona John McCain elogió el trabajo de Sanders.

“Respeto su compromiso y su liderazgo del comité de Asuntos Veteranos. Respeto el hecho de que a Bernie Sanders se le conoce como peleador y ¡ha sido un placer al estar en el combate con él!” dijo McCain.

Para ganar apoyo para la propuesta, Sanders tuvo que llegar a un acuerdo: dejar que los veteranos, en algunas circunstancias, buscaran cuidado médico de doctores privados fuera del sistema AV (Asuntos Veteranos o VA por sus siglas en inglés).

El nuevo Senador Jeanne Shaheen de New Hampshire, quien apoya a Hillary Clinton para presidenta, dijo que estos cambios tendrán un gran impacto en muchos estados rurales.

“Eso ha ahorrado horas y horas de espera para nuestros veteranos que viajan largas distancias. Ha sido un gran beneficio y gracias a Bernie hemos logrado esto”, dijo ella.

Como lo hizo en Vermont, Sanders ha adquirido una reputación en Washington por ser un peleador tenaz.

El republicano James Inhofe de Oklahoma, que se describe a si mismo como el miembro más conservador del Senado de Estados Unidos, tiene un desdén hacia la mayoría de los demócratas liberales.

Inhofe dice que aunque él y Sanders están en desacuerdo en casi todos los asuntos, tiene un gran respeto para Sanders. Inhofe dice que Sanders lucha constantemente por sus prioridades y no titubea ante el criticismo.

Los dos políticos diametralmente opuestos, se conocieron por primera vez cuando los dos eran alcaldes, Sanders de Burlington e Inhofe de Tulsa. Más adelante los dos prestaron servicio juntos en la Cámara.

Inhofe considera a Sanders como un amigo cercano.

“Es su sinceridad”, Inhofe dijo en la oficina del Senado. “Sabes su posición en cada asunto. Él pelea hasta el final por lo que cree aunque sea políticamente poco popular. Eso no le molesta a Bernie … Es como un decir, tú sabes: ‘Si ambos Bernie e Inhofe están de acuerdo en algo, va a aprobarse’”.

Es como un decir, tú sabes: ‘Si ambos Bernie e Inhofe están de acuerdo en algo, va a aprobarse’”. – Sen. James Inhofe (R-Oklahoma)

El ex Director Político de la Radio Pública Nacional (National Public Radio o NPR por sus siglas en inglés) ahora dirige el podcast Political Junkie. Rudin ha informado sobre el Congreso por varias décadas.

Durante los años en la Cámara, del ’91 al 2006, lo veían como una persona problemática”, Rudin dice de los primeros años de Sanders en Washington. “Inflexible, sabes, hacía las cosas a su manera. Parece que sí hizo algún cambio desde que llegó al Senado”.

Como senador, Rudin dice que Sanders se toma enserio el resolver los problemas – a diferencia de algunos miembros anteriores de la sala.

“Ellos le decían Hubert Humphrey practicando ‘la política de gozo’. No hay felicidad, no hay gozo con Bernie Sanders”, dice Rudin. “Los problemas que le interesan – que le interesan de verdad – son temas serios y no es alguien que solo se toma el tiempo para codearse con otros … él no sabe el tiempo que tiene para lograr lo que quiere lograr, y no va a perder el tiempo”.

Apoyo y Crítica

Ross Perto, ex candidato presidencial independiente, le dio un regalo a Sanders hace más de una década. Es una réplica de la espada Excalibur, cuyo mito dice que el Rey Arturo la sacó de una piedra y la utilizó para vencer a sus enemigos.  

Perot le dijo a Sanders que utilizara sus poderes mágicos si las cosas se ponían difíciles en su carrera política.

Hasta el día de hoy, Sanders tiene la espada colgada en la pared de su oficina del Senado.

Bernie y los medios 

En agosto de 2015, tres meses después de su propuesta para la nominación demócrata, el Senador Sanders se fue de gira por los distritos electorales importantes de Iowa. En Dubuque, el lugar tuvo que cambiarse para acomodar a un público más grande de lo que se había planeado originalmente. Después de su discurso, el candidato salió del gimnasio y tomó preguntas de un grupo, de lo que parecía una mezcla de reporteros y seguidores. Scott Galindez grabó el intercambio y lo subió a YouTube, donde se ha mirado más de medio millón de veces. 

Un periodista toma la oportunidad para cuestionar a Sanders. 

“En su discurso esta noche usted dijo que no criticará o atacará a Hillary Clinton, ciertamente”, dijo el reportero, “pero sí pareció suscitar algunos contrastes implícitos cuando dijo que no acepta dinero de comités de acción política (super PAC por sus siglas en inglés) y usted votó en contra de la guerra en Irak y Keystone [XL pipeline]”.

Sanders interrumpió al reportero: “Lo que dije fue que los medios de comunicación privados hablan de muchos tipos de problemas, menos de los más importantes. ¿OK? Y vez tras vez se me pide que critique a Hillary Clinton. Ese es el deporte que les gusta a ustedes”. 

No fue la primera vez que Sanders reprendió a periodistas por enfocarse en lo que él llama preocupaciones insignificantes. 

“Pero el problema del que quiero hablar es sobre la caída de la clase media estadounidense”, Sanders le dice a los periodistas. “¿Van a escribir sobre eso?” Los seguidores del grupo aplauden. 

“La razón por la cual nuestra campaña va bien es porque la gente está respondiendo a esos problemas”, dice Sanders. “Así que no me voy a meter al juego de sentarme y atacar a Hillary Clinton. No estamos de acuerdo; vamos a tener – si yo tengo algo que ver al respecto – un debate respetuoso e inteligente”. 

A Sanders se le conoce por este tipo de retórica. Es consistente por los problemas que son importantes e igual de consistente en recordarle a los periodistas lo que piensa que sus prioridades deberían ser. 

Paul Heintz es el editor político de Seven Days, el periódico alternativo semanal (alt-weekly por sus siglas en inglés) de Vermont. Solía fungir como director de comunicaciones para el Republicano Peter Welch de Vermont, así que está familiarizado con ambos lados de la ecuación. 

“Por un lado está diciendo ‘No aguanto a los medios’”, dice Heintz. “Por otro, pasa la mayor parte del día tratando de salir en los medios… Podrían acusar al Senador Sanders de hipócrita. Ciertamente quiere formar parte de esta controlada discusión corporativa que detesta. Pero al mismo tiempo, se entiende, ¿qué no? Si decides ignorar y evitar completamente a los medios, no te vas a dar a conocer”. 

Todd Gitlin, el director del programa de doctorado en comunicaciones de la Universidad de Columbia, dice que Sanders tiene la razón completamente al pedir integridad periodística. 

“Está espantado, como cualesquier persona considerada, por el tipo de enfoque, de programa de juegos, de show de gong, de un reality show tonto, hacia la campaña de parte del periodismo establecido”, dice Gitlin. 

Pero Gitlin dice que también hay preguntas legítimas en las cuales Sanders no se quiera enfocar. 

“Hay también una zona media de preguntas que merecen controversia”, dice él. “Así que Sanders quiere hablar de la desigualdad de ingresos, etcétera, me parece justo. Pero creo que la gente tiene el derecho de preguntarse sobre otros aspectos de su política, incluso preguntas sobre cómo se imagina en la carrera”. 

Entre más se meta Sanders en el ciclo electoral, más va a tener que enfrentar todo tipo de preguntas. Y según su respuesta a esas preguntas, puede que determine su futuro con los electores. 

Mientras que Bernie Sanders tiene una reputación bien fundada por su consistencia política, ha habido ocasiones cuando la decisión pragmática enfurece a sus partidarios.

En Vermont, un punto crítico fue el apoyo inquebrantable de parte de Sanders, para que se situara el jet de combate del ejército, el F-35, en el Aeropuerto Internacional de Burlington, justo fuera de la ciudad más grande del estado.

Un avión controversial

Rosanne Greco, una coronel jubilada de la Fuerza Aérea, vive en South Burlington, donde está ubicado el aeropuerto.

“Me involucré en esto cuando estaba en el Concejo Municipal en South Burlington”, dice ella del tema del F-35. “Y la única razón por la que me involucré fue porque la gente vino a hablarnos sobre sus preocupaciones y sus miedos porque el F-35 llegaba aquí”.

Con el tiempo, el F-35 reemplazará a los jets F-16 que ahora vuela la Guardia Nacional Aérea de Vermont. Greco dice que ella inicialmente apoyaba el nuevo sistema de armas.

Pero después de leer una declaración federal de impacto ambiental sobre el avión, ella llegó a la conclusión de que el F-35 ponía un riesgo inaceptable para su comunidad – particularmente para la gente de bajos ingresos que vivía alrededor del aeropuerto.

El Senador Sanders, a quien se eligió primero en Burlington después de hacer campaña par que limpiaran las calles para los residentes pobres que vivían al pie de la montaña, se rehusó a cambiar su posición: Él apoyaba que el jet se ubicara en South Burlington.

“Para que él no pensara en su gente, la gente de Vermont, eso no tenía sentido”, dice Greco. “De un hombre que a lo largo de su carrera ha hablado sobre la justicia social. Esa es la decepción más grande que tengo y creo que mucha gente tiene, de Bernie Sanders”.

Sanders tiene un historial complicado sobre asuntos militares. Solicitó estatus de objetos de conciencia durante la Guerra de Vietnam y después se opuso a la Guerra del Golfo y la invasión de Irak de 2003. Pero aún Sanders es un defensor de los veteranos militares.

“Demuestra su lado pragmático”, dice Garrison Nelson, el politólogo de la Universidad de Vermont. “Él es un tipo que sabe que no se puede hacer nada a menos que ganes. Y el hecho que ha podido ganar 14 elecciones es testimonio de eso”.

Nelson dice que el apoyo de Sanders para el F-35 realmente demuestra su apoyo para la Guardia Nacional Aérea de Vermont.

“La guardia tiene un papel muy importante en el estado y… es un estado que tiene un número desproporcionado de miembros de la Guardia Nacional. Y creo que Bernie, nuevamente, apoya lo que considera ser un constituyente grupo principal”.

Toda la delegación Congresal de tres personas de Vermont apoya el F-35. Nelson dice que existe una razón por ese apoyo: los contratistas militares, como el creador del F-35 Lockheed Martin, dispersan su trabajo estratégicamente entre muchos distritos electorales.

“Trabajé por años en un sistema de análisis de votaciones nominales, y …uno de mis clientes principales era Lockheed Aircraft”, recuerda él. “Y Lockheed Aircraft se aseguraba de que cada avión que construía formara una parte componente de cada distrito electoral de Estados Unidos. Así operaban básicamente y así es como pueden tener el apoyo del Congreso y este es otro ejemplo de ello”.

Mientras Greco dice que el apoyo de Sanders a favor del avión no es consistente con sus principios, el senador es el mismo político que estableció poder en Burlington al formar alianzas con los Republicanos que respetaban sus presupuestos ajustados.

Confrontaciones de campaña

Como lo demuestra el debate del F-35, Sanders y su base no están de acuerdo con cada problema. Y su diálogo no es siempre civil. Sanders se pone sensible con la crítica – aun en el trayecto de la campaña.

Este verano en Phoenix, cuando miembros del movimiento las Vidas Negras Importan (Black Lives Matter) interrumpieron su discurso, Sanders estaba notablemente irritado y trató de hablar por encima de sus gritos.

En el 2014, después de que el gobierno israelita mandó tropas a Gaza, las cosas se intensificaron en una junta de la fiscalía en el pueblo rural de Cabot, Vermont. Algunos miembros de la audiencia interrumpían a Sanders repetidamente, gritándole por su posición sobre Israel.

El periódico Seven Days, que está situado en Burlington, reportó que la junta se puso tan tensa que el personal de Sanders del Senado llamó a la policía estatal. Las tropas del Estado respondieron y se quedaron durante el resto de la junta, pero su presencia no le puso un alto a las interrupciones.

Pero aún así, Sanders no evadió preguntas sobre el conflicto. Cuando un activista lo presionó para que fuera más duro con Israel por las víctimas civiles y porque “Israel bloquea, acosa y bombardea una nación sin patria que están desconectados del mundo”, Sanders empezó a describir la manera en que ve la situación.  

Mientras daba su respuesta, alguien del público lo interrumpió, argumentando con su descripción de la situación.

En una junta comunitaria en Cabot, Vt. en 2014, Sanders les dijo a miembros de la audiencia que “se callaran” después de interrumpirlo repetidamente al responder una pregunta sobre el conflicto en Gaza. (ORCA Media Video)

“Ok, un segundo – no quiero que me interrumpan”, Sanders dijo calmadamente. “La pregunta se hizo, es una pregunta justa, estoy tratando de-” Sanders dijo antes de que lo interrumpieron de nuevo por gritos del público. Trató de responder un par de veces más, pero un hombre siguió gritando.

Finalmente, Sanders se enojó.

“Disculpe, ¡cállese!” Sanders le dijo bruscamente. “Usted no tiene el micrófono”.

Regina Troiano, que ha conocido a Sanders desde sus visitas a Stannard, dice que ella estaba en la junta en Cabot y dice que nunca había visto algo así.

“Fue muy frustrante”, dice ella, “y en esa situación la gente fue extremadamente grosera. El Sr. Sanders siempre toma preguntas y siempre les responde a las personas y él estaba hablando y no lo dejaban hablar. Fue algo irrespetuoso”.

Sin rodeos

El estallo de Sanders no fue característico de él – aun para un senador con una reputación de ser brusco. Pero amigos y personal saben que Sanders no siempre es paciente.

“Bueno, creo que es impaciente”, dice Huck Gutman, un amigo cercano de Sanders.

Gutman dice que hace mucho tiempo aprendió, con Sanders, que él nunca tiene que decir nada dos veces. Es porque “es bueno para escuchar”, dice Gutman, “y se impacienta si lo repito de nuevo”.

Gutman dice que él cree que la impaciencia de Sanders viene con su ética de trabajo. “Quiere seguir adelante y terminar las cosas y realmente no quiere escuchar a la gente decir lo mismo una y otra vez”, dice él. “Es porque lo escucha la primera vez. Esa es mi opinión”.

Al hablar con la periodista Debbie Bookchin en 1981, Bernie Sanders abordó el tema del lento progreso del cambio y lo que esperaba de su legado político. (Cortesía de Debbie Bookchin)

Y Sanders no es conocido entre el personal como una persona con la que se trata fácilmente.

“No es la persona más fácil para quien trabajar”, dice Gutman, “pero yo he estado en Washington por mucho tiempo. Hay muchas personas que solo quieren, tú sabes, ser procuradores, mantener las cosas en orden y satisfacer a algunos electores. Y eso no es lo que Bernie quiere hacer”.

Gutman dice que Sanders toma a los electores muy enserio y espera que su personal haga lo mismo.

“Él quiere salir y hablar con los de Vermont todo el tiempo, quiere ayudar a la gente de Vermont que está en apuros todo el tiempo con trabajo social, él quiere tener un papel fuerte legislativo, quiere estar a la delantera de los problemas”, dice Gutman.

La esposa de Sanders, Jane O’Meara Sanders, ha sido una de sus asesoras más cercanas por mucho tiempo. Ahora, trabaja en las oficinas centrales de su campaña en el centro de Burlington, está involucrada totalmente en la carrera presidencial de su esposo. Cuando no está de viaje con él, está ayudando en las oficinas centrales.

Al preguntarle si la reputación de Bernie Sanders de ser impaciente podría ser un desafío en la campaña, ella dice que no lo ve de esa manera. El desafío verdadero de la campaña, dice ella, es que Sanders siempre está en campaña.

“El desafío es encontrar tiempo para parar y no trabajar todo el tiempo. Ese siempre ha sido su desafío”, dice O’Meara Sanders.

Sin embargo, ella dice que sí existe una manera para que su esposo se tome un tiempo libre del trabajo. El determinado populista político que espera llegar a ser la persona más poderosa de Estados Unidos tiene siete nietos.

“De hecho, los nietos han ayudado mucho, porque entran y dicen, ‘¡Ven abuelito! ¡Vamos a jugar béisbol, juguemos!’ Y juega. Entra, está cansado al estar de viaje por dos semanas, dice ‘Oh déjenme sentarme por un minuto’, y le dan un minuto”, dice ella riéndose, “y luego está allá afuera divirtiéndose”.

Candidato presidencial

Treinta y cuatro años después de ser elegido como alcalde al final de un nevoso invierno en Burlington, el senador Bernie Sanders se paró debajo del sol una tarde de mayo a la orilla del Lago Champlain.

“Hoy”, le dijo a miles de partidarios, “aquí en nuestro estado pequeño – un estado que ha dirigido la nación de muchas maneras – estoy orgulloso de anunciar mi candidatura para la presidencia de Estados Unidos de América.

Las palabras del discurso fueron característicamente energéticas y tienen ese tono de radicalismo; se dirigió a la multitud como “hermanos y hermanas” e invocó “una revolución política”.

Las lecciones de justicia social que aprendió durante su niñez se han quedado por toda la vida. La oratoria de Eugene Debs resuena en los oídos de Sanders.

Ha habido acuerdos; el antiguo independiente escogió presentarse como candidato demócrata. Hillary Clinton lo utilizaría, para decir que ella es la Demócrata “verdadera”.

Sanders no ha perdido una elección en más de un cuarto de siglo, pero el hombre de 74 años todavía no está satisfecho; el sentido de justicia social y económica que ha tenido por tanto tiempo lo ha empujado para tratar de ganar la candidatura más grande de su vida.

Créditos

Llegar a ser Bernie es una producción de Vermont Public Radio.

Producer︱Lynne McCrea

News Director︱John DillonSenior Reporter︱Bob KinzelHost︱Jane LindholmHost & Reporter︱Alex KeefeTechnical Director︱Chris AlbertineDigital Producer︱Taylor DobbsDeveloper︱Sara SimonDigital Editor︱Angela EvancieDigital Director︱Jonathan ButlerExecutive Producer︱John Van Hoesen

Ilustrador

Aaron Shrewsbury

Traductores

Analize ChavezRichard Gliech

Agradecimientos especiales

WCAX-TVWPTZ News Channel 5The Vincent Voice LibraryDebbie BookchinJerome LipaniCandace PageLiam Connors

Selecciones de “Eugene V. Debs: Trade Unionist, Socialist, Revolutionary” por Bernard Sanders, fueron cortesía de Smithsonian Folkways Recordings y utilizados con permiso.

Música original por Peter Engisch.

“Hark the Battle Cry is Ringing” por Henry Salt fue interpretado por James Stewart.

Este proyecto fue financiado en parte por VPR Journalism Fund.